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Unas acuarelas de Francisco Amighetti

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F. A. responde plenamente a la tendencia lírica en la pintura costarricense. Es profundamente plástica y sutil. Rica es su paleta en armonías, En sus acuarelas hay tonalidades "transparentes, acentos definidos de carácter en la captación de nuestro paisaje campesino sin complicaciones.
Arturo Echeverría

F. A., es uno de los pocos autores excepcionales que ha dado nuestro país por la versatilidad de su mente creadora, su amor al trabajo y a la superación y su anhelo de repartir los frutos de su cosecha. Sus óleos, xilografías, sus ensayos y poemas, son amplia mente conocidos aquí y en el exterior. En 1963, la EDITORIAL COSTA RICA publicó Francisco y los Caminos, autobiografía en diversas ciudades americanas, un éxito rotundo. Mas desde hace varios lustros, el público no ha tenido la oportunidad de admirar sus acuarelas, esa otra línea de realización artística.

Cabe una digersión, ahora que la Sala de Exposiciones de LA PRENSA LIBRE ofrece un hermoso despliegue de trentaiuna. Los egipcios desleían los colores en agua para pintar sus murales y los miniaturistas del Medioevo, para iluminar sus dibujos hechos, a pluma. Más tarde, a los últimos se les ocurrió ponerles goma para aviarlos y así los aplicaban en capas.

Maestros italianos, holandeses y alemanes del Siglo XVII, pintaron acuarelas. Ya era el Siglo XVIII, artistas egregios como Gainsborough y en el XIX Géricualt, Turner. Contable, Delacroix y Manet, observaron que la acuarela se les deslizaba de las manos en busca, de su libertad, de un existir por sí misma. Iba perdiendo su carácter de apunte de color para la elaboración de otras creaciones que se estimaban de más alto vuelo como el óleo y el fresco, y realmente con esos artistas, sobre todo los ingleses, ascendió la categoría que ha mantenido hasta la fecha y que sin duda guardará siempre.

Hay momentos en la naturaleza que piden el grabado o el óleo; otros demandan la acuarela. Hay lejanías, transparencias y sentires que, para ser comunicados, exigen el roce de unos toques sobre el papel. El pintor trabaja velozmente. El óleo y otras técnicas admiten un proceso lento y continuo de alteraciones y por eso es difícil dar por terminada la obra. El fresco mismo casi no permite correcciones: se impone un plan con estudio preliminar. Los errores están prohibidos o tienen que ser felices en la acuarela.
Ella reclama una gran destreza manual, una visión clara, una seguridad enorme el ejecutar con firmeza y rapidez.

Mucho de lo que se pueda escribir sobre la acuarela, fue sintetizado por el muy ilustre japonés que puso esta leyenda en una propia:

"El Fujiyama hecho en un solo pincelazo por el viejo Hokussai, loco por el dibujo".

Como todo espíritu intensamente sensitivo, Paco Amighetti es un devoto de la naturaleza. A través de sus acuarelas, lo miro enardecido ante el paisaje: mar, playa, sol, nubes, ríos, montañas, colinas..., árboles en soledad o en bosques otras plantas y flores, animales grandes y chicos, puedo imaginarlo lanzando su potencial efectivo sobre el dintorno costarricense o sobre cualquiera otro de los muchos de su largo itinerario, en fruición vehemente para luego fijar las maravillas incorporadas....

Waetzoldt afirmó;

"Durero hace que el disfrutador de sus acuarelas experimente
las alegrías de viajar".

Escribo Amighetti en lugar del nombre del celebérrimo y comillas debajo de cada una de las palabras siguientes. Paco lleva al espetcador de un sitio a otro de la tierra nuestra o de las incautadas por su sensibilidad... Amo de la templanza, juega con las paletadas y así obtiene colores y matices delicadísimos en paisajes de raro encanto. Vividas, frescas, armoniosas. Palmares y Montevideo son filigranas que me traen las de Tao Shou-peh, sobre todo Ciruelo.

Flota la dulzura que brinda el colorido de unas.... en otras, impresiona hondamente la violencia de un tono melancólico, muy a la Vlaminck—La montaña, por ejemplo— y también logra el contraste, como en Interior. Acaricia la ternura de Atardecer. . .

Pienso que F. A. regala una versión nueva de lo que se llama el paisaje-estado-anímico. Es aventurado asegurar que sus acuarelas son sus poemas líricos?

Francisco Amighetti

 

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