Cuando
iba de la ciudad de Panamá a Colón en
un carro de ferrocarril de segunda clase, me quedó
al frente un negro que dormía con el brazo
en alto apoyado en la ventanilla del tren. Su brazo
era una exhibición de pintura de tatuajes y
de símbolos astrológicos: la geometría
de las supersticiones se desplegaba al lado de las
sirenas que sólo se hallan en los puertos.
Me parecía terrible que aquel hombre se hubiera
escrito para siempre en la piel aquellos dibujos,
que tenían el color azul y verdoso de sus venas,
y también el rojo de una sangre espesa y enferma.
Su abandono en el tren me invitó a hacer un
rápido croquis. Dibujándolo asimilé
su cansancio, la fatiga de toda una vida y su calidad
de héroe anónimo en los trabajos del
Canal de Panamá. La ventanilla del tren pasaba
sobre un mismo paisaje, un paisaje horizontal que
se iba desarrollando ante mi vista como un sombrío
makemono, con sus promontorios desolados, o la vegetal,
uniforme y verde naturaleza entonces venenosa por
las serpientes, la fiebre y los mosquitos. El tiempo
estaba gris y bochornoso, y en aquella plata sucia
desbordada sobre la tierra, emergía un cementerio
de árboles. Estaban secos, habían perdido
la caligrafía de sus ramas, les quedaban dos
brazos, a veces uno, o emergía el tronco sólo
con muñones.
Parecía que los árboles
negros se habían convertido en su propia cruz
sobre aquella tumba acuática e insalubre que,
descorría su monótona Iongitud en el
trayecto del tren en donde, el negro tatuado dormía
al son de hierro del ferrocarril. El paisaje da tanto
repetirse se había vuelto estático,
era la proyección humana de aquel trabajador,
o era éste la concreción del paisaje;
ambos se complementaban en una estrecha unidad, y
su sentido era idéntico. La piel violácea
barnizada por e! sudor, los árboles ahogados
en el gris metálico, los tatuajes sobre la
carne con símbolos de una magia primitiva,
y aquel clima de infierno pesando sobre el alma, me
daban la clave para penetrar el país y su historia
viva, en la efigie de aquel trabajador dormido y su
paisaje. |
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